COP15: Jugando a los cromos con nuestro planeta

Asombrado me hallo. Obama y Greenpeace pueden esperar, porque esto es de risa. Sin más preámbulos.

Otro desfile de números llega desde la propia ONU: 25 mil millones de dólares para preservar los bosques tropicales en más de 10 países.Los árboles actúan como un efectivo sumidero de CO2, de hecho, la quinta parte de las emisiones globales anuales son consecuencia de la destrucción de selvas y bosques. Bien, hasta aquí todo parece lógico. Lo que se les debe haber olvidado es usar el injustamente infravalorado SENTIDO COMÚN a la hora de proponer medidas. Y no exagero ni un ápice.

El plan es cuanto menos surrealista:  como si de una colección de cromos se trastase, podría ser posible para los inversores canjear el número de árboles que salven en forma de porcentaje de emisión de CO2. Es decir, recompensar a los países que protegan la vegetación tropical, como si hubiese realmente que recompensarlo. La ONU parece aquí esa madre desesperada por que su hijo deje de llorar, y va corriendo a comprarle el capricho de turno. De locos.

Claro que también han dado los motivos detrás de tan lúcida decisión: preservar los bosques es mucho más barato que construir sumideros de CO2, que conllevan desde la construcción de plantas que capturen el dióxido hasta centrales que lo almacenen y de algún modo lo expulsen a las capas más externas de la atmósfera.

De momento, la propuesta no ha sido aceptada – básicamente porque apenas se ha planteado. Aún así, no se me ocurre en qué debían estar pensando para que tan siquiera se les pasase esta medida por la cabeza. No entiendo nada. Opinad, a ver si al menos sacamos algo de crodura de todo esto.

2 comentarios en “COP15: Jugando a los cromos con nuestro planeta

  1. Osea, que si no talan, les dejan emitir más CO2. Una cosa muy bien pensada !cómo no se me ha ocurrido a mi, con lo lista que soy!
    ¿No sería más facil (y útil) penalizar la sobreexplotación?. Ah!, las madereras no se dejan. Ni los dictadores africanos. Ni los bancos suizos donde acaban las fortunas de estos últimos.

  2. Eso sí: desalojemos a cualquier población indígena, que se lo cargan todo!! Desde luego parece una broma de mal gusto. Lo malo es que el problema se alimenta solito: si las empresas dejan de talar, para qué quieren el aumento de emisión de CO2? Si no hay trabajo no hay gasto.

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