¡¡YA ESTAMOS DE VUELTA!! La selectividad está a la vuelta de la esquina, pero yo me niego a ver el blog inactivo… tenemos que tratar como temas preferentes la célula «sintética» de Venter (y los métodos tan fisnos que ha utilizado, como siempre…), además de mirar un poco más de cerca a nuestro vecino clónico Got (para lo cual nos hubiese venido de perlas que una personita hubiese empezado células madre… jeje).
De momento reactivamos la circulación con una súper noticia. A mí me suena todo un poco extraño, y qué mejor para aclararnos las cosas que nuestra experta en virus particular, jeje. Vamos al lío.
A finales de mayo saltó a los medios el descubrimiento de una vacuna experimental casi única contra el Ébola, lo cual evitaría tener que generar nuevas cada vez que el virus mutase. De momento ha demostrado ser completamente eficaz para proteger a monos no sólo de las dos formas más letales del ébola – Zaire y Sudán, para las que fue diseñada-, sino también de una nueva cepa descubierta en 2007, Bundibugyo (BEBOV). Sin embargo, se me ocurrió hacer memoria y, efectivamente, buscando un poquito más en la web descubres que a principios del 2008, otro grupo ya anunciaba una prometedora vacuna contra el ébola. ¿En qué se diferencia cada una, si es que se diferencian? Voy a intentar resumirlo un poco, a ver si consigo no colarme demasiado.
Para situarnos en la de 2008, tenemos que recordar que Angola vivía desde el 2005 una epidemia de la enfermedad de Marburg de la cual aún estaba saliendo. En ese momento, el equipo de la OMS encargado desarrolló no sólo una vacuna eficaz (en monos, siempre) contra esta enfermedad, sino de paso otra contra un filovirus muy parecido, el Ébola. Ambos causan fiebres hemorrágicas mortales en la gran mayoría de infectados.
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